La castaña se despoja de su manto de erizo y sale al encuentro de la luz; se aproxima el tiempo de un fruto de subsistencia que alcanzó con el
marron glacé su exquisita apoteosis
La castaña forma parte de los ritos mágicos del otoño, del amagüestu y del magosto. Es en esta estación cuando abandona su coraza de espinas en busca de la luz dorada que alumbra los bosques. Tiene un alto contenido de carbohidratos, poquísima grasa, muchas proteínas y nada de colesterol. Si bien fue protagonista de hambrunas y subsistencia, mantiene cierta aureola de exquisitez
Luis M. Alonso (LNE)
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